Virgen del Perpetuo Socorro, llega desde Roma

La imagen que está peregrinando desde el 2016 por América llega hasta la parroquia de El Colorado el próximo domingo.

Este domingo 17 de Noviembre llega en peregrinación, desde Roma, el icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Fue en el mes de enero de 1866, el Papa Pío IX entregó el Ícono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro al cuidado de los Misioneros Redentoristas, diciéndoles en aquella ocasión: “Denla a conocer por todo el mundo”. De modo que el año 2016 se cumplieron 150 años desde aquella solemne entrega, por lo cual se celebró un Jubileo conmemorativo durante todo dicho año.
El 18 de mayo de 2016, el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro en Roma, bendijo cinco Íconos, para que recorran todo el mundo por donde los Misioneros Redentoristas están dándola a conocer. Uno de estos Íconos está recorriendo las comunidades redentoristas de América Latina y durante la segunda parte de este año 2019, recorrerá las comunidades de Chile.
El Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro visitará Iquique, Huara y Tarapacá.
El Icono estará en Iquique entre el 17 y el 1 de Diciembre.
La imagen que llega desde Coquimbo será recibida el domingo a las 17 horas en la Cruz del Calvario (frente a la Iglesia de San Lorenzo) por la comunidad ,
Entre el 18 y 20 de Noviembre visitara la comunidad del Perpetuo Socorro de El Colorado.
Del 21 al 23 noviembre visitará la comunidad de Santa Teresa de Los Andes.-
Del 23 al 24 d Noviembre: Comunidad Sagrado Corazón de Jesús.
25 al 27 de Noviembre: Visitará Nuestra Señora de la reconciliación (Sotomayor).
28 al 30 de Noviembre: Visitará Comunidad de Nuestra Señora del Carmen en La Plaza Arica.
El Domingo 1 de Diciembre se hace entrega del Icono a la Comunidad de Huara, saliendo de Iquique a las 15 horas. En Huara permanecerá hasta el día 4 y luego saldrá rumbo a Tarapacá.
Patrona

Patrona de los Padres Redentoristas y cuyo icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso. Esta imagen recuerda el cuidado de la Virgen por Jesús, desde su concepción hasta su muerte, y que hoy sigue protegiendo a sus hijos que acuden a ella.

Se dice que en el siglo XV un comerciante adinerado del Mar Mediterráneo tenía la pintura del Perpetuo Socorro, aunque se desconoce el cómo llegó a llegó a sus manos. Para proteger el cuadro de ser destruido, decidió llevarlo a Italia y en la travesía se desató una terrible tormenta.

El comerciante tomó el cuadro en alto, pidió socorro y el mar se calmó. Estando ya en Roma, él tenía un amigo, a quien le mostró el cuadro y le dijo que un día el mundo entero rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Después de un tiempo, el mercader enfermó y, antes de morir, le hizo prometer a su amigo que colocaría la pintura en una iglesia ilustre. Sin embargo, la esposa del amigo se encariño con la pintura y este no realizó su promesa.

Nuestra Señora se le apareció al hombre en varias ocasiones pidiéndole cumpliera, pero al no querer disgustar a su mujer, enfermó y murió. Más adelante la Virgen habló con la hija de seis años y le dio el mismo mensaje de que deseaba que el cuadro fuera puesto en una iglesia. La pequeña fue y se lo contó a su madre. La mamá se asustó y a una vecina que se burló de lo ocurrido le vinieron unos dolores tan fuertes que solo se alivió cuando invocó arrepentida la ayuda de la Virgen y tocó el cuadro. Nuestra Señora se volvió a aparecer a la niña y le dijo que la pintura debía ser puesta en la iglesia de San Mateo, que quedaba entre las Basílicas Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Finalmente, así se hizo y se obraron grandes milagros.

Siglos después, Napoleón destruyó muchas iglesias, entre ellas la de San Mateo, pero un padre agustino logró llevarse secretamente el cuadro y más adelante fue colocado en una capilla agustiniana en Posterula.

Los Redentoristas construyen la Iglesia de San Alfonso sobre las ruinas de la iglesia de San Mateo y en sus investigaciones descubrieron que antes ahí estaba el milagroso cuadro de del Perpetuo Socorro y que lo tenían los Agustinos. Gracias a un sacerdote jesuita conocieron el deseo de la Virgen de ser honrada en ese lugar.

Es así que el superior de los Redentoristas solicitó al Beato Pío IX, quien dispuso que el cuadro fuera devuelto a la Iglesia entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Asimismo, encargó a los Redentoristas que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida.

Los Agustinos, una vez que supieron la historia y el deseo del Pontífice, gustosos devolvieron la imagen mariana para complacer a la Virgen.
Hoy en día la devoción a Nuestra Señora del perpetuo Socorro se ha expandido por diversos lugares, construyéndose iglesias y santuarios en su honor. Su retrato es conocido y venerado en todas partes del mundo.