y por qué no, ir al espacio representando a Chile y a la Región de Tarapacá”.
Tras su entrenamiento internacional, el joven ingeniero iquiqueño realizará una serie de encuentros con jóvenes tarapaqueños para compartir su experiencia en el ámbito espacial. Su cruzada cuenta con el apoyo de la Fundación Educacional Collahuasi y Unap.
Hace pocos días, Felipe Suazo retornó de Polonia tras cumplir un intenso entrenamiento como astronauta análogo (navegante espacial en instrucción en la tierra). De esta manera, se convirtió en el primer astronauta chileno que participa en una misión de investigación y entrenamiento internacional. Su participación contó con el apoyo de Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi -a través de su Fundación Educacional- y el Programa Nueva Ingeniería 2030 de la Universidad Arturo Prat (Unap).
El ingeniero egresado de la Unap relató sus motivaciones y el proceso previo a su participación de dos semanas en la misión polaca, donde lideró tareas enfocadas en la observación psicológica del comportamiento de un equipo joven sometido a un estado de aislamiento e incomunicación total, además de recibir una instrucción para realizar caminatas lunares.
¿Cómo podrías describir esta experiencia en breves palabras?
Con esta experiencia, pude comprobar que tengo las habilidades necesarias para proyectarme como astronauta. Aprendí en carne propia cómo son los desafíos que experimentan los astronautas, y aspectos técnicos y psicológicos como el estar aislado. Lo más importante que aprendí fue mantener cohesionado al equipo. Tuve las capacidades de poder ayudar, escucharlos y motivar al equipo para que no abandonaran la misión, aun cuando estaban fatigados, pero lo importante fue haber terminado juntos.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser astronauta?
Me di cuenta que quería ser astronauta en 2019. Siempre pensé que estaba lejano de serlo, pero cuando viajé a Project PoSSUM en Estados Unidos, vi que podía ser parte de esto. Ahí empecé a motivarme y conversar sobre el tema, comenzando ese año mi travesía espacial.
¿Qué es lo más fantástico que te ha tocado vivir?
En 2019, conocí al primer astronauta afroamericano de la NASA, Winston Scott, quien me motivó a seguir este camino. El liderazgo es una palabra compleja y es difícil validarlo; yo tenía como meta personal ser reconocido como líder, lo cual cumplí en Polonia.
¿Cuál es tu desafío final?
Mi desafío es ser reconocido como astronauta chileno y poder comenzar a trabajar en proyectos que vinculen al país en programas espaciales de carácter nacional e internacional, y por qué no, ir al espacio representando a Chile y a la Región de Tarapacá.
¿Cuál es tu mensaje para los niños y jóvenes que sueñan con conocer el universo?
Los sueños no son fáciles, pero es un camino divertido que permite conocer y aventurarse. Aun cuando no todo marche bien, uno siempre debe llevar las mejores energías para continuar. Conocer el universo nos hace pensar en creer y fortalecer nuestras habilidades, porque nosotros como chilenos si podemos si les llama algo la atención. Pulan sus habilidades y den el salto.
Apoyo fundamental
Felipe Suazo ha contado con aportes fundamentales para concretar sus logros, siendo uno de ellos la Fundación Educacional Collahuasi, que a través de su convenio con la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Unap está apostando por este joven iquiqueño.
“Gracias a este acuerdo, buscamos promover los distintos talentos, formación y desarrollo de las personas como este joven alumno. Él se ganó un lugar en esta importante iniciativa, por lo que debemos acompañarlo para potenciar sus experiencias”, indicó César Gavilán, director ejecutivo de la Fundación Educacional Collahuasi.
Por su parte, Alberto Martínez, rector de la Unap, destacó que Felipe ha contado siempre con el apoyo de su alma máter. “Desde hace cuatro años, cuando muchos pensaban que todo esto era una locura, Felipe Suazo hizo oídos sordos y siguió soñando, confirmando con talento y esfuerzo sus capacidades. Él es parte de una nueva generación de científicos que pondrán a nuestro país en el mapa en ámbitos que nunca hubiésemos pensado».